Las investigaciones siguientes se basan en la experiencia de que la formación del derecho, aunque sin duda objeto de la libertad humana, no lo es de un arbitrio sin vínculos. Frente al juez, igual que frente al legislador, se yerguen conexiones esenciales morales y objetivas en cuyos límites solo es posible una formación jurídica según la naturaleza de la cosa. Este estudio intenta aclarar sobre esa base la esencia del derecho y las condiciones en que este se origina.
Una filosofía del derecho no puede ni debe evitar las cuestiones políticas. En este punto he creído que mi tarea consistía en precisar con claridad hasta qué punto nos llevan determinadas concepciones éticas y en qué lugar surgen en cambio problemas que solo pueden aclararse empíricamente, mediante el estudio y la valoración de material sociológico fáctico. Solo de este modo es en mi opinión posible mantenerse dentro de los límites señalados a la filosofía del derecho en este terreno.
Estaba fuera de mis intenciones el ofrecer una exposición histórica de la filosofía del derecho o del naturalismo. Lo único que me he propuesto es llevar al lector hasta los problemas fundados en el derecho y en su posición en la vida social.
Interpretación y Juez
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Fernando Fueyo Laneri fue un notable jurista de dimensión latinoamericana. Su presencia y su obra de civilista de excepción se extiende por toda la segunda mitad del siglo XX. Sus ecos, la vitalidad innovadora de sus propuestas, se perciben en nuestros días. Su aporte a la ciencia jurídica es valioso e indiscutible. Allí están, para acreditarlo, sus numerosos y documentados trabajos, cristalizados tanto en sus libros como en ensayos y artículos de revista.
Entre sus varios libros recuerdo, por el impacto que me produjo, el titulado Interpretación y Juez. De su lectura se advierte el rigor y la profundidad de su pensamiento, la finura en el tratamiento de la materia, su exhaustiva bibliografía, entre otras notas que se hallan presentes en dicha obra. Todos sus libros denotan su calidad de extraordinario jurista, su notoria seriedad científica y los amplios conocimientos de la materia que abordaba en cada ocasión.
Fueyo estaba dotado de un agudo sentido crítico. Esta capacidad de penetración en las interioridades y meandros de la disciplina civilística le facilitaba el cuestionar algunos dogmas jurídicos con la intención de perfeccionarlos, complementarlos o sustituirlos. Por ello, se hallaba en constante búsqueda de nuevas soluciones ahí donde le parecía que las respuestas que ofrecía la dogmática jurídica no eran adecuadas o simplemente resultaban insuficientes o confusas. En esta insosegable inquietud, propia de todo investigador, avizoraba nuevos horizontes, avanzaba seguro en ciertas áreas planteando inéditas propuestas, algunas de ellas con visos de heterodoxia.